miércoles, 10 de agosto de 2011

LA PRIMERA BUROCRACIA SOCIAL

PARTE II

LA OIT Y SUS FUNCIONARIOS


El estudio de una burocracia internacional ha sido objeto de interés en el último tiempo. Largamente desdeñada de los estudios de las instituciones internacionales, se ha colocado atención en ellas por la capacidad de iluminar la vida cotidiana de las mismas organizaciones, también por la posibilidad que ofrecen de pensar el desarrollo administrativo más cercano a los actores y sus prácticas, así como para poner el acento en los conflictos que cruzaban en su etapa inicial de reconocimiento: su dimensión técnica, valórica, incluso política[1].
    La formación de una burocracia social en la OIT no fue fácil, considerando las dificultades presupuestarias, la ausencia en la época de prácticas de reclutamiento y de carrera funcionaria, o por los mismos eventos políticos y económicos de los primeros años[2].
      El rol de esa primera burocracia social no es despreciable teniendo en cuenta la necesidad de avanzar en una institución portadora de los ideales de paz universal y de justicia social después de la Primera Guerra mundial. Si la OIT había supuesto un modelo de organización institucional plenamente innovador con respecto a las precedentes organizaciones de naturaleza social -al incorporar la participación tripartita y la reunión de conferencias anuales para vigilar la puesta en práctica de una legislación social-, en materia de formación de una burocracia interna la OIT avanzó también en la modernización permanente de sus procesos administrativos. Al respecto es necesario señalar la capacidad de la OIT en construir un cuadro administrativo competente en materia de trabajo, abierto a varias nacionalidades y con un programa de promoción basado en informes anuales que aseguraban el compromiso del personal.
         El status de los funcionarios del BIT era de funcionario internacional, no sometido a la soberanía de los Estados y comprometido con la institución de Ginebra a partir de la firma de un contrato de lealtad.


                                             

       Un aspecto también innovador dice relación con la creación de oficinas de correspondencia y de corresponsales repartidas por el mundo. La necesidad de establecer relaciones constantes con la marcha política y social de las naciones más importantes, así como el peligro de formar una organización excesivamente centralizada, llevó a la OIT a conformar una burocracia verdaderamente internacional.  
     




[1] François Dubet, Le déclin de l’institution, Paris, Seuil, 2002.
[2] Un interesante y casi único trabajo sobre la burocracia de la OIT es el de Veronique Plata, Le recrutement des fonctionnaires du Bureau international du travail en 1920 : une approche prosopographique, Université de Genève, 2010.